¿Tres cafés?
Sí, uno para mí, otro para tí y otro para tu puta madre.
Al día siguiente, el mismo borracho le pide al mesero:
Tres cafés...
¿Tres?
Sí... tres... uno para mí, otro para tí y otro para tu reputa madre.
El mesero no se pudo aguantar esta vez y saltó al otro lado de la barra
y le dió una soberana madriza al borracho.
Al día siguiente todo magullado, regresa el borracho.
el mesero lo recibe con ironía y le dice:
¿Tres cafés?...
NO.
Responde el lesionadísimo borracho.
Solo dos: uno para mí y otro para tu puta madre, para ti no, porque el café te altera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario