¿Quién defrauda a quién?
Por: Guillermo Ortega
Chapuceros.
Ya lo sabíamos. Desde meses atrás lo denunciamos aquí una y otra vez. Andrés López, el ex jefe de gobierno capitalino y candidato de la “alianza Por el bien de todos” a la Presidencia de la República, y el grupo de ex priistas que se convirtieron en sus más cercanos colaboradores desplazando a los auténticos perredistas, fueron preparando el camino para desconocer al proceso electoral, al Instituto Federal Electoral, a los ciudadanos que actuaron como funcionarios de casilla durante la elección, a los sistemas de cómputo, y a todo aquello que estuvo involucrado en la organización de la elección, si los resultados no los favorecían. Una vez más, como es su costumbre, Andrés López pretende actuar al margen de la ley, en vez de recurrir a las instancias jurídicas establecidas para denunciar las irregularidades que considera se cometieron en su perjuicio. Pretender dirimir en los medios y en las calles, sus reclamos, en vez de acudir a las instituciones, muestra una vez m! ás el carácter mesiánico del candidato del PRD. A pesar de que la ciudadanía en general se comportó con absoluta tranquilidad en el transcurso de los comicios, tan pronto se conoció que los resultados más o menos completos no beneficiaban a López, los enardecidos grupos de choque perredistas fueron convocados por este y sus seguidores para recurrir a la violencia callejera. Hasta ayer, los panchosvillas, los cegehacheros, los atencos y demás grupos cuya subsistencia depende del financiamiento que reciben de las arcas del PRD y del gobierno perredista de la capital, han salido a las calles con el objetivo de desquiciar a la ciudad y a sus habitantes. Ya se sabía que esto podía pasar. Sin embargo, el término de la jornada electoral del pasado domingo sin que se diera la declaratoria de algún triunfador, colocó al país y a los mexicanos frente al peor de los escenarios posibles.
Círculo vicioso
El IFE no debe acceder a pasar por encima de la ley, cediendo a la presión violenta de las tribus perredistas y aceptando sus peticiones. Es importante considerar que a final de cuentas se trata solo de uno solo de los partidos políticos, que se empeña en que se le reconozcan méritos que no obtuvo en las urnas. Ni siquiera estamos hablando de que represente a la mitad de los votantes. En el mejor de los casos, estaría respaldado tan solo por el treinta y cinco por ciento, ya que quienes integran los grupos de sus clientelas, como es el caso de las personas de la tercera edad, se vieron obligados a votar por el candidato López, so pena de perder el “salario del miedo” que reciben, por lo que no puede considerarse que sufragaran libremente. Aun así, frente a los beligerantes miembros de la “alianza por el bien de todos”, están quienes conformaron el otro sesenta y cinco por ciento de los sufragios. Ahí están también las agrupaciones, nacionales y extranjeras, que observ! aron la elección, los representantes de todos los partidos —incluido el PRD— en las casillas, los medios que dimos una exhaustiva cobertura al proceso y los ciudadanos que administraron la elección en las casillas.
Aparentemente todo eso no cuenta para López y su gente. Ante resultados que definitivamente no les favorecieron, solo les interesa arrebatar el triunfo. Ante la decepción de que se les diluyeron como el agua entre los dedos, los diez puntos que aseguraba su “encuestadora” que llevaban de ventaja. Es ahora el momento en el que se verá el temple de las instituciones y de las autoridades. Ha llegado el momento de imponer el respeto a la ley, pésele a quien le pese. Sólo podremos considerar legítima la elección, y el gobierno que de ella emane, si se resuelve dentro del ámbito del estado de Derecho y de la transparencia. Sólo así convertiremos el círculo vicioso en el que los amañados argumentos del perredismo han convertido a la elección, en un círculo virtuoso de la legalidad.
Argumentos fraudulentos
Anoche, al terminar de escribir esta colaboración, nos fuimos a dormir dejando unos resultados en el sistema de conteo del IFE que, seguramente, Usted amable lector, como todos nosotros, conoció a través de los servicios informativos. Anoche también, probablemente vio o escuchó a López o a alguno de sus cercanos, asegurar que considerando que los resultados emitidos hasta el momento lo dan por ganador, el perredista fue víctima de un fraude electoral. Hoy, probablemente la tendencia de esos resultados ha cambiado. La ley señala que el procedimiento de conteo distrital del IFE no puede detenerse una vez que comienza, por lo que la cuenta continuó mientras todos los demás mexicanos dormíamos. Probablemente las casillas de los estados del noroeste de México, que se ubican en husos horarios con diferencia de una o dos horas con el resto del país, hayan cambiado los resultados que recibimos en la noche. Lo que sucederá hoy es predecible: veremos a López, a Cota, a Ortega, a Ca! macho, a Batres, a Sheimbaum y a todos los demás perredistas vociferando a los cuatro vientos que les robaron la elección. La pregunta es ¿Usted está dispuesto a creerles?
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